PERFIL
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ENTREVISTA A DON JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ
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“En la Semana Santa de este año, la procesión debe ir por dentro”
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Don José Antonio Fernández Moreno, sacerdote de la Diócesis de Cuenca, es actualmente el rector del seminario conciliar de San Julián, deán de la Catedral y juez del tribunal eclesiástica de la Diócesis. Es licenciado en Teología fundamenta y doctor en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Comillas, habiendo recibido su tesis, premio extraordinario a la mejor tesis en Teología y Derecho canónico en el año 2020. Además, es maestro de capilla de la Catedral y dirige su coro.
Jorge M.: ¿Cómo sintió la llamada de Dios al Sacerdocio?
José Antonio F.: La vocación es como una semilla, es una cosita muy pequeña que hay que cultivar durante años.
Yo tenía 7 años cuando, por el testimonio del sacerdote de mi pueblo y de los seminaristas, descubrí que me encantaría ser sacerdote. Desde muy pequeño lo he vivido como un sueño. Soñaba ser sacerdote. Luego, con el paso de los años, esa semilla de la vocación, la he tenido que ir cuidando con la ayuda de Dios y de las personas que Él ha puesto a mi lado.
J.M.: ¿Qué es lo mejor que le ha ocurrido siendo sacerdote?
J.A.F.: Lo mejor que me ha ocurrido siendo sacerdote es ser sacerdote. Es como si me hubieran hecho el mejor de los regalos que se pueden hacer. Lo mejor de todo es que con este regalo vienen otros muchos: personas a las que ayudas a acercarse más a Dios, poder perdonarle los pecados, consolar ante la muerte de una persona querida, y tantas otras cosas superentrañables que hacemos los sacerdotes.
J.M.: ¿Cuál es la mayor dificultad que encuentra en su labor pastoral?
J.A.F.: La mayor dificultad soy yo mismo, porque Dios quiere hacer muchas cosas buenas a través de mí, y a veces, por mi torpeza o mis fallos, impido que la Obra de Dios llegue a las personas. Las dificultades que hay fuera de mi suelo vencerlas, sobre todo porque soy muy cabezón.
J.M.: Como rector del seminario, ¿qué valor ve más importante para inculcar a un seminarista?
J.A.F.: Lo primero que un seminarista tiene que ser es un hombre, y un hombre como Dios manda. Dios necesita el cimiento de una persona madura y bien hecha para construir en ella el edificio del sacerdocio. Además de ser un hombre maduro, el seminarista debe ser una persona espiritual, muy amigo de Dios; tiene que saber convivir con los demás, para darse a todos y, por último, que sea una persona académicamente bien formada, que estudie y se tome enserio su trabajo.
J.M.: Madurez, espiritualidad y trabajo, que bonito. ¿Cuál es su labor como deán de la catedral?
J.A.F.: En la catedral estamos varios sacerdotes que somos los canónigos y cada uno tenemos una función, podríamos decir que es como un gobierno con distintos ministerios. La misión del deán es presidir el gobierno de la catedral y ser su representante a nivel institucional.
J.M.: ¿Usted sabe si va a haber celebraciones en la catedral durante la Semana Santa?
J.A.F.: Sí, celebraremos la Misa de Domingo de Ramos, los Oficios de Jueves, Viernes y Sábado Santo y el Domingo de Resurrección. Los presidirá el señor Obispo.
J.M.: ¿Cómo cree que deberíamos de celebrar esta Semana Santa?
J.A.F.: Pues como las procesiones no pueden ir por fuera, la procesión debe ir por dentro, es decir, que debemos aprovechar esta Semana Santa para interiorizar más nuestra fe. Creo que esto nos va a permitir descubrir el sentido más original de la celebración de los misterios pascuales.
J.M.: Usted también forma parte del tribunal eclesiástico, ¿qué clase de ayuda presta usted a las personas que acuden al tribunal?
J.A.F.: El tribunal eclesiástico es un servicio de la Iglesia para hacer justicia en nombre de Dios. Los casos que tratamos fundamentalmente, son nulidades eclesiásticas del matrimonio. Se trata de personas que han sufrido mucho en su matrimonio, están separadas y/o divorciadas y que gracias al tribunal y a las personas que en él trabajamos, pueden encontrar una respuesta a la verdad de su matrimonio. En concreto si fue válido o fue nulo. La gente piensa que este servicio de la Iglesia es carísimo, pero en realidad es un servicio gratuito.
J.M.: ¿Qué opina usted del Covid-19? ¿Cree que es un castigo de Dios?
J.A.F.: Científicamente hablando está claro que es una pandemia, pero las personas que miramos este acontecimiento desde la Fe no podemos olvidar que, en esta pandemia, Dios nos está diciendo algo. Lo que hace falta es saber descifrar este mensaje.
J.M.: Creo que todos somos conscientes de la época de pérdida de Fe, especialmente en los jóvenes, ¿qué le diría a un joven de mi edad?
J.A.F.: Le diría 4 cosas muy sencillas:
1- Que ame mucho a su familia y que se fíe siempre de sus padres.
2- Que se rodee de muy buenos amigos, y entiendo por buen amigo el que quiere tu bien antes que el suyo.
3- Que no se aleje de Dios ni de la Iglesia nunca. Es decir, que siga frecuentando los sacramentos especialmente el de la Penitencia y el de la Eucaristía.
4- Que de la misma manera que crece por fuera, procure crecer por dentro, en amor a Dios y a las personas.
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J.M.: Muchas gracias por concederme esta entrevista, que Dios le bendiga.
J.A.F.: Igualmente, que Dios te bendiga.